dimecres, 26 de desembre del 2012

Sobre el asno de oro. Parte III y final (espero): Desencuentros con mi mal sobrino

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http://foro.fuentedepermacultura.org/index.php?topic=235.0
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Querido lectorado: 
Bueno, pues, otra vez más, vamos (voy) a envejecer un año, o más, en apenas unas horas, continuando este relato, que me está destruyendo, acerca de las realidades sobre el comportamiento concreto que el AFP tuvo conmigo, relatando nuestros (escasísimos) encuentros. 

Claro, ahora, a la nueva luz por fin percibida por mí sobre lo que hay realmente acerca de ese deleznable individuo, todo cuadra, y además, a la perfección, otra prueba del nueve, y ustedes mismas juzgarán. 

Porque han de saber que, a lo largo de los dieciséis meses transcurridos desde nuestro reencuentro en Pça Catalunya y el 15M hasta que, aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid, decidió echarme definitivamente de su impoluta vida mandándome a sus abogados, Su Asnal Eminencia ---[ pese a mis reiteradas sugerencias de que nos encontráramos, aunque solamente fuera un ratito a la salida de su curro, o acompañándole yo en el trayecto desde el ICM hasta el tren, o incluso ocasionalmente montándome yo en el mismo para compartir una parte del trayecto si la cosa daba para ello (y luego ya me volvería yo para Bcn) ]--- únicamente se dignó compartir algo de su tiempo... EN CUATRO OCASIONES, EN CUATRO OCASIONES, POR DIOS, ES QUE NI LA AMANTE MÁS ESQUIVA, JOER !!! 

Y bueno, claro, insisto que ahora comprendo cosas como que, tan orgulloso como está de su estatus (detalle que obviamente solo es importante para los y las malvadas), le jodiera tan profundamente el que, en una de esas cuatro ocasiones, como a mí me apetecía que pudiéramos comer al aire libre, y la única terraza con Sol y espacio disponible por allí era la de no sé qué hotel o restaurante más caro que la hostia que hay en la Pça. Reial de Barcelona, yo optara por invitarle a pasar un presumiblemente buen rato allí. ¡Jopelín!, con lo caro que se "vendía", ¿qué más me iba a dar a mí, por una vez, si aquello era caro o barato? ¿No habíamos quedado que lo que se puede solucionar con dinero no es, en realidad, problema, salvo si se vive a la quinta pregunta, o es algo realmente muy desmedido y fuera de nuestro alcance económico real? 

Y sí, cierto es que aborrezco los sitios caros, nunca me he podido encontrar cómodo en ninguno de ellos, por lo que, a su vez, prácticamente no los he visitado, ni ganas. Pero, joer, estamos hablando de una terraza en una de las mayores plazas históricas, y la de más regusto "español" que hay en toda la Barcelona anterior al siglo pasado, y en la que todo el mundo se fija en todo, y nadie en nada, así que solamente era eso, una terraza más de las muchísimas y amplísimas que hay en esa plaza, que tenía ese privilegio de gozar de espacio libre y Sol.  

Pero, claro, retorcido y malvado como era y sigue siendo, fue por completo incapaz ni de comprender, ni de creerse, ni de tan siquiera intuir tal posible desprendimiento, indiferencia o generosidad ajena con el dinero (y en mi correspondencia tengo, sin embargo, afirmaciones suyas acerca de su poco apego al dinero !!!), por lo que rápidamente sacó la conclusión de que, o bien mi intención era "epatarlo" con mi posición económica, o bien es que yo no era sino un libertino o bohemio de muy reprochable conducta, y que mucho hablar de sostenibilidad, pero que vaya vidorra que se pegaba, o cualquier otra chorrada o barbaridad de las que suelen albergar esas mentes tan negras y despiadadas como sucias y criminales. 

Cuatro encuentros en dieciséis meses, señoras y señores, eso es todo lo que le concedió ese pésimo sobrino a su buen tío, que no hacía otra cosa que pensar en él, o en cómo ayudarle con lo del blog, siempre dispuesto a ir cualquier día a compartir un café con él durante su almuerzo o lo que sea que tengan para poder reponer algo de fuerzas a media mañana... o cuando fuera. 

Y el último, ya la guinda total. El día de su charla en el Ateneu Barcelonés del carrer Canuda, día elegido a fin de que, como desde el final de su jornada hasta la hora de la chapa, de todas formas tendría que estar él en Bcn, pudiéramos aprovechar para vernos. Y claro, después de tanto tiempo de darme constantes largas, y vista esa inapelable obviedad de su horario ese día, como es un insincero incapaz de decirle la verdad a nadie, que para nada le apetecía compartir jamás ni un instante de su tiempo conmigo, no le quedó otra que decirme que bueno, que vale, que sí. 

Bien, pues, en principio, habíamos quedado, como todas las demás veces, a la salida de su curro. Pero, faltando ya pocas horas para el híper pre programado encuentro, me comenta en correo o SMS que no podrá salir a la hora, por lo que lo posponemos un poco el encuentro. No pasa nada, un retraso de media hora le puede suceder a cualquiera... sólo que... Nuevo SMSs, es que tiene ahora una reunión, con lo que no podremos vernos hasta allá a las cinco, así que, para aprovechar y que él no perdiera tanto tiempo, pasamos a quedar mucho más cerca del Ateneu, concretamente, en la estatua o monumento a Colom, bueno, Colón. 

O sea, que las tres horas largas iban a quedar reducidas a menos de la mitad. Bueeeno, qué se le iba a hacer, el chico valía y curraba mucho, y si era una reunión de urgencia e inesperada (jajajajaja, me carcajeo yo ahora de mi doceañera ingenuidad del momento), pues nada, a aguantar mecha, y a hacer tiempo por allí, por Colón, es fácil para mí entretenerme en esta ciudad. 

Las cinco, naturalmente, se convirtieron en las seis menos cuarto, con lo que justito que si quedaba tiempo para, chino, chano (o sea, tranquilamente) ir tirando ya hacia el Ateneu, pues por lógica debería de presentarse él allí un tiempo antes de la hora programada de inicio de la conferencia. Y bueno, tranquilamente, Ramblas arriba: la cosa no parece ir mal, e incluso, en un momento dado, como yo siempre voy sin gafas, y tenemos una graduación muy similar, con un gesto de familiaridad le pido y le quito sus gafas para hacerme una idea más exacta de cuánto nos podía faltar, más o menos, para llegar a la confluencia del carrer De La Canuda con el de Santa Anna y las Ramblas. 

La conferencia bien, o sea, en ese su tono monótono habitual (como el mío y el de toda la familia, bien, más bien ex-familia, al menos por lo que se refiere a esa parte de la rama), y como siempre, habiendo momentos en los que no se le entendía un pijo lo que decía, porque se separaba demasiado del micro o accidentalmente lo tapaba algo, pero, también como siempre, la gente haciendo como que oye, y dándole en el fondo igual, pues ya hacía mucho rato que, pese a la buena voluntad, muchas y muchos se hallaban mentalmente perdidos entre tanto marasmo de datos y demás. Aparte, claro, del "coro", o sea, aquellos a quienes nos daba igual lo que dijera, porque ya nos sabíamos lo esencial de la materia, y estábamos allí simplemente por hacer número, y "coro", desde luego, proporcionalmente bastante numeroso respecto al total de asistentes.

Pero, aquí viene cuando si ya no lo vi fue porque no quise, a la salida, ¡ay, a la salida!, yo, que había esperado que (al menos, y dado que las "ansiadas" tres horas de encuentro se habían quedado en tan sólo tres cuartos, y como había tiempo de sobra) fuéramos juntos desde allí hasta el apeadero del Passeig de Gràcia, me encuentro con que, ni corto ni perezoso, me despide a la puerta y se va caminando con otra persona a quien ni siquiera se dignó presentarme debidamente, supongo que por el apuro de que aquel otro individuo, sin duda importante y valioso como él, tuviera la desgracia de conocer mínimamente a su despreciable pariente cazurro zamorano. 

No hay perdón posible. Sí, en uno de nuestros encuentros, y arrostrando yo secuelas de una gripe que me dejó muscularmente muy baldado, caminaba yo muy despacito, pero, ¿por lo demás? ¿que yo les hubiera retrasado, no digo ya a él, sino a aquel otro su amigo, de breves extremidades inferiores? ¿A mí, que de promedio camino por norma por encima de los cinco kilómetros por hora, y que no hay nadie en Bcn que me supere en el garbo y la seguridad con los que me salto los semáforos en rojo cuando voy caminando? ¿Yo les iba a retrasar, quedando además, como quedaban, aún venticinco mintos para la salida de su tren? Pero, bueno, ¿es idiota, o qué? ¡Pero si no hay ni un kilómetro desde el Ateneu hasta esa estación de tren! 

¡Que va!, de idiota, en ese sentido, nada de mada. Lo que pasaba es que me despreciaba olímpicamente, y como al fin y al cabo ya debía de hacer tiempo que había tomado la resolución de enviarme directamente a hacer puñetas fuera y lo más lejos posible de su vista y de su vida, pues eso, que ya no tenía que andarse con disimulos, y podía recurrir, incluso innecesariamente como en esa ocasión, abiertamente por el más absoluto desprecio y falta de respeto hacia mi honrada persona, que a pesar de todo me esforzaba, aún, por intentar encontrarle explicación a lo inexplicable, a que, porque sí, y después de incumplir flagrantemente su compromiso conmigo, me dejara literalmente tirado de aquella manera, cuando yo no habría tenido el más mínimo inconveniente en que hubiéramos podido ir juntos los tres. 

¡Miserable! ¿Qué te había hecho yo para que me trataras así? ¿No era y es como para que te avergonzaras públicamente de tu incalificable conducta? Pero, claro, ¿de qué hablo? ¿De valores éticos, morales o familiares, en un insensible fascista criminal como a la vista está que es ese tío (bien, en realidad, ex-sobrino) 

¿Se lo imaginan de gobernante, a alguien capaz de tratar de esa manera a un pariente directo que siempre le trató con amor, confianza y afecto? ¿No optaría tranquilamente ese criminal, si en su mano estuviera, por matarnos, masacrarnos a toda la purria sobrante, con tal de poder él seguir con su asesino despilfarro de recursos? ¿Entienden por qué, aunque Stalin fue sin duda un criminal, hubiera sido muy fácil que cualquier Antonio Turiel Martínez lo hubiera superado millares de veces en cuanto a maldad y crueldad, no digamos ya si el tal nombre completo fuera el de Agustín Turiel Sandín? 

¡Madre mía!, es que no quiero ni pensarlo, este asesino al frente de la Generalitat de una Catalunya independent, nos deporta o directamente mata a quienes le "molestemos". Y nada indica que sea el único individuo así, de acuerdo, pero convendrán o convendréis conmigo en que si todo el mundo tuviera tan pocos pelos en la lengua para decir las verdades, y para cantárselas al mundo si es preciso, todos y todas esas criminales automáticamente quedarían con el trasero al aire. 

En fin y para acabar ¿qué les jode o les molesta tanto a estas raleas hijoputescas?, ¿les resulta intolerable o insufrible que alguien como yo, prejubilado, pueda cobrar tanto como el tan hipócrita como malvado director del departamento de oceanografía Marina o lo que sea del ICM? 

Pues nosotros nos lo ganamos, señor, con ventiséis años ya había participado en la organización de dos huelgas indefinidas, de doce y diecinueve días, respectivamente, de duración, había recibido una paliza de los grises que entonces ya eran marrones, y había dado con mis huesos en un calabozo, incomunicado durante cuarenta horas, en la Via Laietana. Todo, por implicarme en reivindicaciones conjuntas, globales, sociales, pues a nivel individual no pasaba ninguna escasez, ni material ni personal, pues tenía eso, ventitantos, y gente que me quería y me quiso. 

En cambio, ese ser espúreo a quien tanto le gusta refregarle a cualquiera a las primeras de cambio su "importante status", ese ser espúreo, insisto, con veintiséis, veintiocho, treinta años... ¿miró en algún momento por algo que no fuera su directo y exclusivo interés? Entonces, ¿de qué se queja, de qué se quejan? ¿Nunca han querido verdaderamente luchar(*) ni plantarle cara a nada, y encima pretenden tener derecho a recibir mejores retribuciones que nosotros? Y eso, ¿por qué, miserables, si, al final, simplemente os encontráis lo que habéis sembrado, individualismo patológico y total ausencia de Solidaridad. 

Así es, pues no me habrá escrito veces por correo, ni nada, cosas como "tú no sabes quien soy yo" o "no tienes ni idea de con quien estás hablando"; pues claro que lo sé, estaba hablando con un gilipollas integral, malvado, y asesino de niños a los que arrebata sus dosis de petróleo para poder malgastarlas él arriba y abajo en sus perfectamente evitables desplazamientos diarios. 

¿Que esperabais, insisto, egoístas gilipollas? Pero si mereceríais tener que trabajar con una cadena al cuello y dos bolas de hierro de cincuenta kilos adheridas a cada uno de vuestros tobillos, a ver si así os daba, por una vez, por ser capaces de levantar algún presunto rastro de, aunque fuera  microscópica, dignidad ante el patrón. No habéis sido capaces de rebelaros, ni tampoco de hacer un reparto ordenado del tiempo de trabajo, así que ahí tenéis los frutos de vuestra magnífica inteligencia, que os habéis ganado vuestras miserias bien a pulso. 

Pues eso es lo que hay: un miserable al que desenmascarar, y mostrarle al mundo su verdadera faz. Y yo ya comprendo que su perfección en lo de la hipocresía no tiene parangón, así que si os lo queréis creer, pues bien, y si no, no será porque yo no os lo haya advertido, por variar. 

Así que, una vez pegados a mi vez (me parece y espero), como buen palurdo zamorano, toda la tanda o serie de rebuznos que el caso merecía, a ver si puedo ya aparcar o mejor apartar este maldito top-tema de mi pobre mente, cada vez más demente, claro, con tamañas alegrías, quién iba a pensar que lo que para uno era "alegría" para el otro no era sino "alergia".  

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(*) Sí, manda huevos (y viene que ni al pelo en un blog precisamente consagrado, en muchos sentidos, al noble movimiento del 15M) el nivel de bajeza y rastrerismo que exhibió AFP en su comportamiento conmigo y con el movimiento en julio del año pasado, 2011 (no mucho después de dar su "soberbia" charla en el 15M de Pça Catalunya), que nos habíamos desplazado un grupo de personas, igualmente 15M, hasta el Hospital del Mar para protestar, ya entonces, por los primeros recortes, y solidarizarnos con la plantilla de ese centro, que estaba emprendiendo la lucha. 

Pues bien, resulta que, pese a que yo le fui radiando a mi mal sobrino nuestra situación, que habían identificado a todos menos a mí (que, perro viejo, conseguí escabullirme aprovechándome en parte de mi edad y una absurda, confusa pregunta de un mosso, ya sabéis que "tengo respuestas para todo"), y que estábamos justamente ya asentados a la enorme distancia de unos cien a ciento veinte metros de la puerta de su ICM, el muy canalla fue incapaz en momento alguno de aparecer por allí ni que fuera un par de minutos para solidarizarse tanto con su pariente directo como con el resto de bravos luchadores. 

Pero no, claro, por supuesto que Don Importante tenía cosas mejores que hacer que mezclar su calidad y su esencia con miserables piltrafillas más o menos zorrocotróquicas que qué iban a saber de verdad nada de nada sobre nada, a qué perder el tiempo con tamaña escoria. 



Un saludo cordial. 
ET desalmado & forrest gump. 
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estudiopinananano.blogspot.com
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2 comentaris:

  1. "suelo ir sin gafas"

    "andando despacito"

    "me salto los semáforos en rojo"

    ..........

    a tí te gusta vivir al límite, no?

    http://youtu.be/0xtCD_-Vvf0

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    Respostes
    1. ---

      Usted perdone :-)

      Primera corrección: de "andando despacito", nada de nada, has leído al tresbolillo. De hecho, tras moverme durante media hora o más , a lo sumo uno o dos transeúntes suelen adelantarme por cada centenar que adelanto yo.

      Y lo de vivir al límite, es relativo, pues pocas personas habrá en esta ciudad que, salvo los y las ciclistas, vayan más atentas al tráfico real, el que en verdad atropella y daña, y no el color de la luz de ningún semáforo, que sirve de ayuda, pero nada más.

      De ahí que, semáforo tras semáforo, he de abrirme paso, para no detenerme, entre la gente que tontamente espera quizá el paso del coche fantástico antes de que les ponga verde... ¡una pena me dan :-)!, ahí, pasmados y pasmadas, cuando ni aunque apareciera a toda pastilla el fórmula Uno de Fernando Alonso tendría posibilidad alguna de llegar a atropellarles antes de que, sin garndes aspavientos o hasta sin inmutarse, pudieran ganar la otra acera.

      O sea, que al límite o no al límite (que, por otras razones, es más bien que sí), a mí lo que me gusta es vivir, y hacer la menor cantidad de tonterías o pérdidas de tiempo absurdas posibles, nada más.

      La Guàrdia Urbana, o policía municipal de Bcn, pese al ominoso gobierno convergente, afortunadamente sigue teniendo instrucciones aún de, por indisciplina viaria, no llamar nunca la atención a viandante alguno, hagamos lo que hagamos, mientras no nos veamos implicados en ningún accidente (que no incidente) de circulación. Y hacen bien, las víctimas peatonales reales de tráfico, son siempre de gente que marcha distraída, es así, no porque crucen en verde o en rojo.

      ¿Satisfecha tu curiosidad :-) ?
      ..

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